En la arquitectura tradicional de los teatros, el foso de la orquesta es una estructura pensada para mantener el equilibrio entre la escena y la música. Ubicado entre el público y la primera fila del escenario, este espacio semioculto permite que la orquesta acompañe las funciones sin interferir visualmente a los artistas. El director de la orquesta, desde este punto, debe ser visible tanto para los músicos como para los artistas en escena, garantizando una armonía entre la escena y el acompañamiento musical.

En el Teatro Pablo Tobón Uribe, este foso adquiere un significado mucho más profundo. En 2011, como parte del Encuentro Internacional de Arte MDE11, el artista alemán Thomas Kilpper, transformó este espacio funcional en una potente obra de arte: “¿Cómo puede superarse el estado de negligencia?“; una creación que hoy permanece bajo nuestros pies y que, silenciosa pero presente, invita a los espectadores a recordar la historia de Colombia que muchas veces se ha querido ignorar.

La creación de Kilpper no es solo una obra grabada en madera; es un acto de memoria. Utilizando la técnica de la xilografía, el artista y un equipo de siete colaboradores tallaron durante 15 días el rostro de 16 personajes que habitan la historia sociopolítica de Colombia de los últimos 60 años aproximadamente. Aunque algunos son víctimas y otros, victimarios, todos, sin excepción, forman parte de un relato fragmentado, muchas veces silenciado o contado a medias.

Jaime Garzón, María Cano, Carlos Castaño y Álvaro Uribe son algunos de los personajes tallados en esta obra. No están allí para ser celebrados ni condenados, sino para ser reconocidos como parte de una realidad compleja que ha moldeado —y sigue moldeando— la historia de nuestro país.

Este es su grabado en negativo, lo cual permite que, al estamparse en tela —la cual se conserva en el Museo de Antioquia—, la palabra que emerge con claridad sea “NEGLIGENCIA”. Esta disposición no es un detalle menor. Kilpper quiere que nos enfrentemos, incluso desde el lenguaje visual, a los desórdenes y omisiones que han marcado a Colombia: gobiernos que han ignorado a sus ciudadanos, ciudadanos que han mirado hacia otro lado, medios que han callado, memorias que han sido sepultadas.

Su obra no busca cerrar una verdad ni imponer una conclusión. Al contrario, abre preguntas incómodas, como lo sugiere el título: ¿cómo puede superarse el estado de negligencia? No hay una sola respuesta, pero sí una exigencia: no olvidar, no negar, no cubrir con nuevas capas de silencio lo que aún arde en el fondo de nuestra historia colectiva.

Un teatro no es solo un lugar de entretenimiento, es un espacio de encuentro, de reflexión y de transformación social. La obra de Kilpper convierte al Teatro Pablo Tobón Uribe en un escenario donde la memoria también tiene un lugar físico, tangible, presente. Y no en las paredes, ni en el telón, ni en los carteles de las funciones: está en el foso, ese lugar que suele pasar desapercibido, pero sin el cual la armonía no sería posible. Un lugar simbólicamente “hundido”, como lo ha estado durante décadas la verdad de nuestra historia.

En un gesto de valentía, esta obra reposa en el corazón del centro de la ciudad, en ese edificio cargado de historia y que proyecta el arte hacia la ciudad y la región. Kilpper nos recuerda que crear también es atreverse a mirar lo que hemos intentado olvidar. Porque el arte no solo entretiene: revela, incomoda, interpela. Y los teatros, más que vitrinas de espectáculos, son espacios donde nacen las preguntas difíciles —esas que duelen, pero que urgen— si alguna vez queremos imaginar un país más consciente de sí mismo.

La próxima vez que te sientes en el Teatro Pablo Tobón Uribe, piensa en lo que hay debajo del escenario. No es solo un espacio técnico. Es una memoria tallada en madera, un mural invisible, un testimonio que no grita, pero sí habla. Habla de nosotros, de nuestra historia, de lo que fuimos y de lo que aún estamos siendo.

Fotografías: Museo de Antioquia – Inauguración MED11

Comparte este evento